Reestructuración cognitiva

Descripción

Nuestros pensamientos y creencias influyen significativamente en el estado de ánimo puesto que delimitan la forma en que respondemos ante los problemas.  Por eso es esencial considerar el valor de nuestro discurso interno, de las creencias, juicios y actitudes que producimos como respuesta ante los acontecimientos.

Este reconocimiento nos permitirá aprender a identificar, controlar y modificar los pensamientos negativos que nos ocasionan alteraciones emocionales y, paralelamente, generar una forma constructiva  de pensar, reduciendo así dichas tensiones.

Pongamos un ejemplo del funcionamiento del discurso interno o las autoverbalizaciones: un hombre lleva más de media hora esperando a su pareja y ella no llega.  La consecuencia es la reacción ante este acontecimiento (la espera), y ésta puede ser emocional (por ejemplo, se siente triste, decepcionado, enojado: qué le pasa. No puede hacerme esto) o comportamental (por ejemplo, irse a su casa: no la espero más, ¡me voy!).

Como la consecuencia o reacción sigue al acontecimiento de forma casi inmediata, el chico tiende a pensar erróneamente que la situación es la causante de las emociones y de los comportamientos; por tanto concluye equivocadamente: me siento deprimido porque ella no ha venido a la cita.

ara comprobar la diferencia imaginemos la misma situación, pero diferente discurso interno. El hombre esperando a su pareja y ella no llega. La autoverbalización de él es la siguiente: está tardando, seguramente le habrá surgido alguna cosa a última hora. Si la interpretación es diferente, la respuesta emocional y comportamental también será diferente: me siento contrariado por esperar tanto tiempo, pero algo habrá pasado, así que tranquilízate.  Ya la llamaré cuando llegue a casa para ver qué ha sucedido.

Gráficamente esta relación puede representarse de la siguiente forma:

El ejemplo nos permite ver cómo influye la interpretación de las situaciones en nuestro estado de ánimo, produciendo consecuencias emocionales y comportamentales no adaptativas o, en su defecto, reduciendo el malestar al generar pensamientos constructivos. Asimismo, facilita que reconozcamos que las consecuencias emocionales (C) no son el resultado automático de A  (del acontecimiento); sino que la interpretación del acontecimiento (B), es decir, las autoverbalizaciones con respecto a A, es lo que provoca la consecuencia emocional (C).

El primer paso para reestructurar nuestras creencias es identificar los pensamientos automáticos negativos que habitualmente utilizamos y reconocer las distorsiones o los errores que los distinguen. Veamos algunas de sus características.

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