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Entre las medidas para regular ese apetito en nuestro día a día y a hacer esa correcta liberación de hormonas, De la Fuente apunta:
1.- Mantener una buena higiene del sueño, por ejemplo, acostándonos y levatándonos a la misma hora. Evitando los tóxicos y estimulantes, así como la práctica deportiva intensa, o los móviles y pantallas azules antes de irse a dormir igualmente. «Está comprobado que cuando hay falta de sueño continuado, o la calidad del sueño no es bueno, se produce un desequilibrio en su producción y se aumenta la producción de la hormona grelina, que estimula la sensación de hambre, sobre todo se asocia a alimentos con alta densidad calórica», aclara.
2.- Otro de los factores que también estimula la producción de grelina es el estrés, «Cuando lo sentimos se liberan tanto la hormona cortisol como la grelina, y hay muchas personas que gestionan esa ansiedad a través de la comida», advierte.
3.- La falta de ejercicio o el sedentarismo también está asociado a una mayor sensación de hambre o a peores hábitos de alimentación y a nivel hormonal habrá más hormona grelina. «La práctica deportiva nos ayuda a regular el apetito físico», asegura.
4.- Intentar distribuir la ingesta en varias comidas al día, en horarios regulares, de forma que educamos a nuestro cuerpo a comer en horarios concretos.
5.- Seguir una alimentación lo más saludable posible, e incluir los tres principales grupos en las comidas como verduras, y proteínas que nos producirán prolongar esa sensación de saciedad, así como los hidratos de carbono de absorción lenta, como los productos integrales, que ayudarán en esa sensación de saciedad. Consumir grasas de buena calidad, como aguacates por ejemplo, también colabora al controlar esa sensación de saciedad. El consumo de productos light se asocia muchas veces a una menor sensación de saciedad, por lo que en estas situaciones estarían desaconsejados, agrega. Evitar también tener en la despensa productos procesados no saludables.